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El agua del río Vicachá–San Francisco hizo posible que Bogotá tuviera sus primeros molinos de trigo y que Elvira Gutiérrez amasara el primer pan. También abasteció a quienes, día tras día, elaboraban amasijos y colaciones para alimentar a la población. Sin sus aguas, difícilmente habrían existido las fábricas de chocolate. Por eso, proponemos rendirle un homenaje al río con estas onces santafereñas en el Parque: una invitación a reunirnos en torno a la comida, el arte y la historia del agua en la ciudad.