Los territorios rurales de Bogotá han sido relegados frente al comportamiento urbano de la ciudad, al punto que muchas personas desconocen su existencia o dudan de que estas zonas formen parte de Bogotá. Este recorrido es una invitación a reconocer cómo estos territorios, ricos en tradiciones y saberes, han sostenido prácticas comunitarias centradas en la agricultura familiar y han resistido históricamente a su desaparición. A través de lo que Elena Villamil llama un “fermento de la palabra”, se compartirá un círculo de voces y un plato de comida preparado colectivamente, que abrirá espacio para conversar sobre la situación actual de la vereda Fátima y su vínculo con la Bogotá urbana.